martes, 29 de diciembre de 2015

Mirobrigenses Ilustres: Feliciano de Silva (1480-1554)

Inauguramos la sección de mirobrigenses ilustres con el famosísimo escritor del siglo de Oro español, Feliciano de Silva.

Feliciano nació, vivió y murió en Ciudad Rodrigo, descendía de una poderosa familia. Su abuelo, Hernando de Silva, fue justicia mayor y corregidor de Ciudad Rodrigo y su padre, Tristán de Silva, fue regidor de Ciudad Rodrigo, alcalde de Madrid, estuvo años al servicio de los Reyes Católicos participando en la conquista de Granada y se le reconoce como cronista de Carlos V.

En 1.507, Feliciano de Silva ya pudo estar siguiendo los pasos de su padre convertido en regidor de Ciudad Rodrigo, tarea que compartió con la de árbitro en los tribunales o representando al Cabildo en el Concilio de Salamanca y según reza en su testamento, en el periodo comprendido entre 1515 y 1530 prestó sus servicios al emperador Carlos V durante 2 años.

No obstante, al contrario de lo que cabía esperar de un hidalgo en una población como la de Ciudad Rodrigo del siglo XVI (época dorada de la ciudad), la pasión de Feliciano eran los libros. Estudió en la universidad de Salamanca y tuvo vínculos amistosos con otros autores de su época que vivían por la zona, como Alonso Nuñez de Reinoso y Jorge de Montemayor, quienes además de tener grandes lazos de amistad con Feliciano, manifestaron un gran influjo literario del mirobrigense. También se cree que estuvo en contacto con el autor de “Palmerín de Oliva” y del “Primaleón” que más tarde se ha sabido que también era de Ciudad Rodrigo.

Hacia el año 1.520 se casó en la iglesia de San Cristóbal con Gracia, hija de un judío converso, ante la oposición de toda su familia, que no veían con buenos ojos que el regidor de la ciudad se casase con la hija de un judío, por lo que decidieron casarse de forma furtiva, según escritos de la época. Con ella tuvo 7 hijos, 4 hijos y 3 hijas.

Su hijo Diego, partió en 1.538 a la recién descubierta América y allí participó en la conquista de Perú, siendo nombrado alcalde de Cuzco tras el asesinato de Francisco Pizarro y siendo protector del Inca Garcilaso de la Vega, quien se refiere a él como su “padrino de confirmación”. Su segundo hijo, fue fraile de la orden de Santiago, bajo el nombre de Fray Luis de Silva. El tercero llamado también Feliciano, es al que se refiere Barrantes Maldonado en sus “Ilustraciones de la Casa de la Niebla”, al decir que la duquesa de Medina-Sidonia fue rescatada  del Guadalquivir por un “caballero paje del Duque, llamado Feliciano de Silva, natural de Ciudad Rodrigo”. Su hija, Doña María de Silva tuvo por fortuna casarse con Don Fadrique de Toledo, Clavero de Calatrava y nieto del I Duque de Alba, a pesar de los intentos de impedir la boda por la familia de él, debido nuevamente al origen judío de su madre, Gracia. Menos afortunadas fueron sus otras dos hijas, Aldonza e Isabel, hasta el punto que Feliciano, las benefició en la herencia “atento que son mujeres y son muy pobres”.  De los otros dos hijos, nada se sabe.

El hermano mayor de Feliciano, se llamó Tristán como su padre, sin embargo se dice que al segundo hijo decidió bautizarlo Feliciano porque en vez de un suceso triste le anunció un acontecimiento feliz. El 14 de Mayo de 1496, falleció su padre, mejorando en el testamento a su hijo Feliciano a quien deja la mayor parte de sus inmuebles en Ciudad Rodrigo. 

Gracias a un largo pleito que Gracia, ya viuda de Feliciano tuvo en la Chancillería de Valladolid, se sabe cuáles fueron las casas que Feliciano tuvo en Ciudad Rodrigo. “Las casas de su padre (Tristán de Silva) estaban situadas en el barrio que dicen de Sant isidro, cerca de la Puerta del Conde”, según las palabras de los testigos del pleito puede afirmarse que en esas casas cercanas a la Puerta del Conde nació y vivió durante años el literato Feliciano de Silva.

De la casa que llegó a tener troneras y torres fuertes de Feliciano de Silva, solamente queda una portada de grandes dovelas y un escudo con león rampante, que a finales del siglo XV levantó el poderoso linaje de los Silva. Uno de los más poderosos de la ciudad y junto a los Pacheco, rivales y enemigos de los Águila y los Chaves, de quienes aún se conservan palacios en la ciudad. 



Son muchas las obras destacadas de Feliciano de Silva, entre ellas destacan los libros del ciclo “Amadís de Gaula”, su Segunda Celestina (1534) la cual alcanzó 4 reimpresiones y sobre todo sus libros de caballerías. Dice Miguel de Cervantes en la Primera Parte del famosisímo Quijote, que uno de los principales motivos por los que al hidalgo protagonista se le secó el juicio fue por su afición a los libros de caballería, y más concretamente a su devoción por los escritos por Feliciano de Silva, “ningunos le parecían tan bien como los que compuso el famoso Feliciano de Silva”. De hecho, en “El Quijote” se plasman varios fragmentos de libros de Feliciano, aludiendo el estilo pretencioso y rebuscado del autor, como el conocidísimo “la razón de la sinrazón que a mi razón se hace, de tal manera mi razón enflaquece, que con razón me quejo de la vuestra fermosura…” o el los altos cielos que de vuestra divinidad divinamente con las estrellas se fortifican, y os hacen merecedora del merecimiento que merece la vuestra grandeza.” Frases de Feliciano de Silva que a Don Quijote le parecían perlas.

Restos Convento de Santo Domingo
La fama de sus obras, se extendió rápidamente entre el mundo cortesano del siglo XVI, llegando incluso a dar origen a diversidad de juegos. Pero como es habitual en estos casos, su trabajo contó con encendidos detractores y sus obras caballerescas hicieron correr mucha tinta de los escritores moralistas de la época, enemigos de la ficción caballeresca. Algunos se escudaron en el anonimato para desprestigiar a Feliciano de forma satírica (léase “los humildes de Maldonado”). Sin embargo, los libros del mirobrigense, no se resintieron con los ataques recibidos, llegándose a considerar moda en aquella época.

Su influjo se deja notar en las obras de otros escritores de gran renombre, incluso traspasando fronteras. Shakespeare presentó un personaje llamado “Florisquel” en su “Cuento de Invierno”.

Feliciano de Silva falleció el 24 de junio 1554, y tal y como lo pedía en su testamento fue enterrado en el desaparecido Convento de Santo Domingo, fundado por su familia en Ciudad Rodrigo.